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domingo, 19 de diciembre de 2021

BAJO NUEVOS CIELOS: Casa de Campo, 19-12-21

Similar a como ocurre en "Atrapado en el tiempo", nos vimos en la puerta del cole, el domingo por la mañana, sacando las bicis de préstamo, hinchando ruedas, organizándonos en parejas y pedaleando todos juntos de nuevo, tal y como habíamos hecho el domingo anterior. En esta ocasión vinieron 39 personajes y personillas, todos dispuestos a "darle un poquito más de caña a la bici" que en una bicicletada al uso. Bajamos por la Universitaria y Parque del Oeste para pasar, a la Casa de Campo, por la pasarela sobre la M30 junto al polideportivo José María Cagigal. 

La anécdota entre graciosa y dantesca la protagonizaron el (por desgracia) numeroso grupo de moteros disfrazados de Papá Noel que, parados en el semáforo de la Avda. de Valladolid, junto al Puente de los Franceses, nos saludó efusivamente -pitando a todo pitar, haciendo rugir sus motores- pensando que, quizás, hasta nos haría gracia. ¿En qué cabeza de chorlito puede caber el creer que contaminar atmosférica y acústicamente, a lo bestia, pueda hacerle gracia a un silencioso y respetuoso grupo de ciclistas? ¡Un grupo de niños! ¡Niños a los que les estamos enseñando a no contaminar, a tener una vida activa! El mundo al revés... Otra: ¿Y qué ayuntamiento puede seguir tolerando que se "celebre" la Navidad de esta manera tan asquerosa? Pues el nuestro. Y el de muchas otras ciudades, me temo. Es que estamos a años luz, amigos, de darle un poco a la materia gris que encierra nuestra cabecita.

Bueno, volvamos al Parque del Oeste, a esa satisfacción de estar entre árboles, entre amigos, con tooooodo ese espacio inmenso para pedalear a gusto. El primer reto fue subir al Cerro Garabitas, para que la chavalería empezara a gestionar el ascender durante un largo período de tiempo, de manera continua, sin agotarse, eligiendo bien la marcha y la intensidad. Una vez arriba todos, y comidas las barritas energéticas y frutas varias, me dispuse a explicar, con todo detalle, lo que había llevado ex profeso en mis alforjas para que fuera real, y no teórico, mostrar cómo viajamos los cicloturistas/cicloviajeros.

Y ya por último tocó regresar al barrio -esta vez por la GR124- pues otro de los atractivos de la ruta era aprender a ir y venir a la Casa de Campo, por diferentes lugares, para que cada cual pueda hacerlo por su cuenta y entrenar para la siguiente salida cicloviajera. Y la Casa de Campo, por su enorme extensión, ausencia de tráfico y entorno natural es, a mi juicio, uno de los mejores (si no es el mejor) lugar para hacerlo.

Me llevé a Walkyria en su "máxima expresión"

Aprovechamos la coyuntura para limpiar el tablón de nuestro proyecto


A ponerse el casco y arrear

Una de las tomas de la marabunta ciclista

Otra, desde dentro del cole

Había que hinchar algunas ruedas, claro

El complicado paso junto al Puente de los Franceses

¡Hala, venga, a contaminar y contaminar, que no "pasa ná"!


Uno de los desafíos es hacerte la pasarela sin poner el pie en el suelo




Más de uno (y una) se quedó aterido mientras contaba mis secretos alforjeros

La interesante -e imprescindible de conocer- GR124


Otra de las pasarelas "desafío"

Y después tocó pasárselo bomba en los toboganes naturales

El regreso

Con su perfil (¡Gracias, Bárbara!)







domingo, 12 de diciembre de 2021

BICICLETADA: Parque del Oeste, 12-12-21

La convocatoria tuvo mucho éxito. Había ganas de pedalear, así que, ¡eso hicimos! 38 personajes y personillas fuimos al Parque del Oeste bajo un cielo radiante, de un azul intensamente madrileño. El itinerario discurrió por todo tipo de vías: desde las de un solo carril de circulación -para pedalear a gusto, sin interrupciones- a las de varios, en las que nos hemos de situar junto al carril bus-taxi-moto (¿qué pasaría, que se les olvidó, de nuevo, la bicicleta?), lo cual supone mantener un elevado grado de atención para circular, en parejas, sin salirnos del nuestro.

El grupo se disgregó en varias ocasiones, pero eso no es problema, ya se sabe: la cabecera espera a un ladito, cuando le es posible, para favorecer la reagrupación.

Una vez en el parque, dispusimos de un montón de tiempo para que los chavales jugaran de lo lindo.  Una de las cosas buenas que tiene este lugar es que parte de él se cierra al tráfico los fines de semana,  el Paseo de Camoens, por ejemplo, y es invadido por bicis, paseantes, patinadores... ¡Y pensar que en muchísimas calles de la ciudad podría aplicarse esta saludable política y no se hace! 

Comimos y nos volvimos tan ricamente al barrio, tomándonoslo con mucha calma, ya que la subida por el Paseo de Ruperto Chapí -igualmente cerrado al tráfico- es laaaaarga y dura para los peques (y para algunos adultos). Una vez arriba, uno de los integrantes más jóvenes -tanto que va en sillita- vomitó. ¿Por qué? Pues por el subebaja que provoca el movimiento en dicha estructura. Momentos antes habíamos hablado, el padre de la criatura y yo, de que nos gusta mucho más la silla delantera, donde controlas más al peque -además de sentirle más cercano, protegido, y de que no desestabiliza tanto la bicicleta para el adulto- y, mira por dónde, ésta se convierte en otra más de las causas por las que la trasera es más molesta.

Cuando llegamos al colegio, metimos las bicicletas de préstamo que se habían cogido y cada mochuelo voló a su olivo. Magnífica bicicletada. Magníficos participantes. ¡Listos para la siguiente, la cicloturista, la semana que viene! 

Ready to go!

Me encanta este hervidero de bicis y personas que se forma en el cole en cada una de estas convocatorias...






Nuestra hermosa Sierra de Guadarrama



La complicada Plaza de Cristo Rey






El servicio de limpieza de la funesta sillita



Hay que cuidar mucho las reincorporaciones a la calzada



Si no se puede más, no pasa nada. A empujar.





Algunas, sin embargo, pudieron con el "puerto"







El encuentro con el césped, el estar con tus amigas, a vuestro rollo



Tiempo de comida y de relax



La comitiva ciclista zuloaguera

Regreso, por Juan XXIII

Hay momentos que es preferible bajarse de la bici y atravesar, caminando, algún paso de peatones

Éste fue el itinerario de ida

Y éste, su perfil

viernes, 10 de diciembre de 2021

BAJO NUEVOS CIELOS: Casa de Campo, cartel

Arranca el nuevo proyecto en otra entrada comentado: enseñar a viajar en bici. Y el título "cicloVIAJES" no está exento de intención, como expliqué, pues no es hacer turismo lo que quiero promover, sino viajar con conciencia, lentamente. Se trata de ser un poco más ecologistas, de buscar, y encontrar, métodos alternativos al viaje que utiliza medios de transporte contaminantes y comodones.

Tras la sesión virtual, en la que informé del proyecto, hubo 38 personas interesadas en él. Por ese motivo, se convocó la primera de las 4 salidas que vamos a hacer -este curso- con dicha intención:



martes, 7 de diciembre de 2021

BICICLETADA: Vamos con la primera, al Parque del Oeste, cartel

Toca empezar a hacer nuestra multitudinarias, divertidas y necesarias bicicletadas. ¿Por qué necesarias? Porque si en el bicibús nos movemos durante, más o menos, una hora para ir al colegio en bicicleta, en las bicicletadas lo hacemos con un propósito completamente diferente: el de utilizar la bici como medio de transporte de ocio. Y eso supone cogerla para ir al cine, a una exposición, para dar una vuelta por Madrid, etc. 

La bicicleta (al igual que otros medios recién llegados a nuestras calles) ha de desplazar, necesariamente, -dados los altos índices de contaminación que sufrimos- la tendencia a moverse en coche para todo. Es evidente que no todo el mundo, por su edad o condición física, puede hacerlo (para eso está el transporte público), pero también es evidente que una gran mayoría de personas que sí podrían, no lo hacen. ¿Por qué, por miedo? Sí, en muchas ocasiones, ésa es la razón. ¿Por que no se les ha ocurrido? Puede. Para ésas, y muchas otras causas, hacemos nuestras bicicletadas: te sentirás protegido pedaleando en gran grupo, aprenderás cómo llegar en bici a determinados lugares de Madrid (por si quieres replicarlo más tarde tú, por tu cuenta) y, sobre todo, te divertirás. ¡Oh, sí!: te divertirás (y quemarás el turrón que, de seguro, ya has empezado a comer cual ratoncillo goloso).





CICLOVIAJES ZULOAGA: Nace el proyecto "Bajo nuevos cielos"

En la bicicletada que hicimos al Retiro el curso pasado, algunas de las madres del bicibús me sugirieron organizar alguna excursión con las bicicletas, de larga duración -haciendo noche- antes de que sus hijos se marcharan del colegio. Les tomé la palabra y pensé que ése podía ser el punto de partida para un nuevo proyecto en el colegio: iniciar a los alumnos y familias que quisieran en la práctica del cicloturismo. Salirnos del ámbito urbano en el que nos hemos movido todos estos años, e ir más allá. Lanzarnos a la aventura (tantos años vivida por mí) de cicloviajar: salir pedaleando desde nuestras casas, con nuestras alforjas, saco de dormir y viandas, e ir redescubriendo el paisaje, reconstruyendo las rutas que nos permiten, pedalada a pedalada, alejarnos de la urbe y descubrir, con cansancio gozoso, lo fácil que es viajar en bicicleta.

En tiempos en los que el turismo se ha convertido en un arma de destrucción masiva más (por el uso de aviones o coches que promueve y el estrés, la masificación, el consumo desmedido y la superficialidad con que se vive -entre otras cosas-), se hace imperativo dotar, a cuantas más personas mejor, de las herramientas para transformar estos nocivos hábitos en otros que reviertan la tendencia. Hacerles verdaderos "constructores ecologistas" de sus vacaciones. Rizar el rizo. Dar un pasito más en la coherencia de vivir acorde a unos principios que se antepongan al "viaje hamburguesa", rápido y de escasa calidad nutritiva, espiritual, por otro más lento y consciente. Da igual si es una mañana, un fin de semana, un puente o un veraneo. Se trata de darnos cuenta del potencial que la bicicleta tiene como vehículo con el que poder realizar travesías cuyas distancias -y grados de exigencia- estén acordes a nuestros deseos y momentos vitales. De ahí que, más que hacer "cicloturismo" (aunque siga empleando esta palabra habitualmente, porque da una idea compartida sobre de lo que se está hablando, anteponiéndola al ciclismo urbano), cada vez me gusta más denominarlo "cicloviaje".

Tras explicar el necesario planteamiento filosófico que propicia su nacimiento, informo de que el proyecto ha tenido, en su comienzo, una gran aceptación, pues hay 34 personas interesadas, una divertida mezcla de padres, madres, niños y niñas de todas las edades y condiciones dispuestas a vivir esta experiencia. Hemos celebrado ya nuestra primera videoconferencia, en la que hemos intercambiado opiniones y en las que ya he informado sobre cuáles son los elementos y condiciones "básicos" para viajar en bicicleta.

¿Cómo lo vamos a hacer? Muy sencillo, desde luego, cuidando que las salidas sean muy placenteras y de una dificultad y duración progresivas. Tendremos 3  en el curso (una por trimestre) en las que iremos entrenándonos y adquiriendo, poco a poco, el material preciso para lanzarnos a la "gorda", la cuarta salida, la que haremos en junio del año que viene -una vez concluido el curso-, y en la que partiremos de Madrid hacia un lugar aún por determinar (ya tengo algunas ideas) donde, llegada la noche, haremos vivac.

Un nuevo desafío para la comunidad ciclista del Zuloaga. Un nuevo, e ilusionante, desafío que se irá desarrollando... Bajo nuevos cielos. 

No es preciso irse a Tanzania para disfrutar de hermosuras como ésta. En Castilla y la Mancha también las hay.

Una típica escena cicloturista: bicis apoyadas en su patita de cabra y un magnífico paisaje detrás.

Cuando se viaja en bici se van utilizando todos los recursos disponibles. A veces, si se trata de carreteras regionales sin tráfico, son una gozada de pedalear.




viernes, 12 de noviembre de 2021

BICIBÚS: Celebrando el 14 aniversario con nuestro habitual BICICHURRO, 12-11-21

¿Seríamos algo supersticiosos si hiciésemos notar aquí que el año que hubiésemos cumplido 13 años de proyecto fue cuando el COVID inundó nuestras vidas? 

No hay respuesta para gatos negros que se cruzan en nuestra pedalada o escaleras abiertas por las que no deberías pasar, lo cierto es que este año sí pudimos celebrarlo. Y nos vengamos por no haberlo podido hacer el pasado. ¿Y cómo? Pues muy fácil: juntando a 92 entusiastas, madrugadores, bicibuseros y llevándoles a desayunar el ya típico chocolate con churros o porras. Nuestro magnífico Bicichurro anual.

Como podéis imaginar, la organización fue extremadamente compleja. Bueno, podría no haberlo sido, por supuesto, si lo hubiésemos hecho inundando la calzada así, a lo bravo, cada niño con su padre o madre, al mogollón, y que Dios reparta suerte, o inundando la calzada así, no tan a lo bravo, con policía abriendo y cerrando el pelotón, pero nosotros, tan educaditos y pulcros con las normativas de tráfico, siguiendo la máxima de que "somos tráfico" (con las desventajas que esto, a veces, seamos honestos, puede suponernos) definimos 5 subgrupos en el megagrupo con un adulto líder y otro de cierre, para cuando los semáforos nos cortasen, además de otros que jalonaban cada subgrupo para equilibrar energías. Cada uno sabía quién era su pareja con antelación, cada pareja sabía su posición en el subgrupo con antelación. Cada líder había estudiado el itinerario con antelación. ¿Y cómo salió la experiencia? Bruteitid, of course.

Durante dos horas estuvimos pedaleando de aquí para allá, avispero ciclista, recogiendo niños y niñas y, a las 9:30, llegamos al cole, dejamos las bicis y nos fuimos a la Cafetería Numancia, donde ya sabían cuántos íbamos a ir, a qué hora y qué iba a tomar cada uno. Una de las mamás del cole, que trabaja allí, nos tenía todo estupendamente preparado: un área diferente para cada uno de los grupos de edad (pezqueñines, los de cuarto, los de quinto y los de sexto, por lo del covid, claro), el chocolate a la taza a punto y las montañas de churros y porras listas para ser devoradas. Los adultos acompañantes (¡21 personas!, entre las que se encontraban miembros de Pedalibre y otras asociaciones vecinales) ayudamos a servir a tanto pequeñajo termita. Y luego, a clase, a regocijarnos de la magnífica experiencia vivida. ¡Ñam, ñam, ñam!

Qué rico, qué bien, qué suerte estar en el Zuloaga. Y tener tantos bicibuseros. Y tantos ayudantes. Y que haya bicicletas en el mundo. Y churros. Y porras.


Nada malo nos podía pasar bajo la protección de Mazinger Z.


Espectacular cronograma
El primer bicibusero recogido, apenas abiertas las calles




El grupo 1 llega al cole.

Preparándonos, tras la primera tanda recogida, para ir a por los demás.












Descansito previo en la Dehesa de la Villa, para dar tiempo a que en el cole no coincidiésemos con la entrada de los cursos.






Tuve que subirme a un banco, con el amplificador, para que todos me oyesen.


La manera en que Ana decoró su bici. Buena idea para el año que viene. :)


Un microgrupo se acerca al punto de recogida.


Ready to go!

El pelotón ha sido cortado (a lo lejos se ve venir a los demás). No pasa nada.


¡Ahí viene la Plaga, le gusta pedalear!



Contando ovejitas antes del desayuno.

Y aquí, contando churros.















Tan ricamente


Algunos de nuestros magníficos colaboradores.

La zona devastada de los de cuarto


Estooooo, y yo, ¿dónde pongo mi bici, profe?