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viernes, 21 de junio de 2024

¡Finalizamos nuestro videoclip!

En noviembre de 2022 cumplíamos 15 años de proyecto. A mí se me ocurrió, por el número, que podríamos aprovechar la canción del Dúo Dinámico: "15 años tiene mi amor" para hacerle una adaptación ciclista. Además, tenía una hermosa anécdota familiar al respecto que paso a narrar en forma de carta, la que envié al contacto que, en su página web, tenía el mencionado dúo musical:

"Cuando mi madre tenía 15 años fue a ver al Dúo Dinámico a una sala de bailes situada en el barrio de Tetuán, en Madrid. Corría el año 1965. Les esperaba a la puerta del Toki-Eder para verles pasar cuando, de repente, ante un griterío impresionante –debido a la llegada del célebre dúo-  un número inmenso de jovencitas histéricas la atropellaron, revolcaron y magullaron.

El portero de la sala, al verlo, se compadeció de ella y le dijo que no se preocupara. La ayudó a levantarse y la condujo, como recompensa, al camerino de Ramón y Manuel. Una vez allí, les contó lo que había sucedido y el dúo no sólo fue dinámico sino, además, sensible y cariñoso. Le acariciaron la mano mientras añadían: “Pobrecita, pobrecita. ¡Pero qué salvajes!” Mi madre nunca olvidó aquel gesto de compasión que pasó a convertirse en una anécdota vital.

 Algunos años después se casó y tuvo dos hijos. El mayor, que es quien suscribe este texto, con el tiempo, estudió para ser maestro de Educación Primaria y, con ayuda de dos padres del colegio público Ignacio Zuloaga –donde sacó plaza definitiva-, desarrolló un proyecto de bicicletas denominado “Con bici al Zuloaga” cuyos objetivos son múltiples: sostenibilidad, ejercicio, creación de red de apoyo mutuo, conocimiento del barrio, etc.

Este año, el 11 de noviembre de 2022, celebraremos nuestro 15 aniversario. Estamos muy orgullosos de lo conseguido, vivido, a lo largo de estos años. Como somos muy musicales (adjunto un vídeo que así lo atestigua), se nos ha ocurrido utilizar la melodía de “Quince años tiene mi amor” para, con un poco de imaginación, ponerle una letra adecuada a nuestro proyecto.

Nos gustaría contar con su beneplácito para poderlo difundir, disfrutar, sin que haya problemas con los derechos de autor. Pero eso no es todo, nos encantaría que ustedes vinieran a nuestro centro para celebrar esta fiesta, bien sea a través de la bici (en el paseo que vamos a hacer previo a la entrada al colegio) o en el desayuno colectivo que vamos a disfrutar después. De esa manera verían –y, quizás, apoyarían- este proyecto tan necesario para la transformación de nuestras contaminadas ciudades además de, por qué no, saludar a aquella jovencita pisoteada que con tanto cariño les recuerda.

Quedando a la espera de su respuesta, se despide, atentamente."

Nunca recibimos respuesta alguna a nuestra propuesta. Imaginamos que los artistas tienen agendas apretadas y que, quizás, incluso, ni siquiera llegaran a tener noticia de nuestro proyecto porque la persona que recibió el mensaje (si es que llegó a leerlo) no les informó del mismo. Por ello nos pusimos manos a la obra por nuestra cuenta. Lo primero era realizar una nueva letra, y de esto se encargó Olga, que había tenido a sus cuatro hijos matriculados en el Zuloaga (tres de los cuales, además, habían sido bicibuseros, ¡y de los primeros!)

Quince años del bicibús

Un proyecto que nos da luz

Todas las semanas

Vamos a pedalear

Pendientes del clima

Nunca queremos parar

 

Ciclo- nautas

Y  Meteooros

Con Tornados

Aquí estamos todos

En el bicichurro

Juntos todos a la vez

Un año tras otro

Celebrarlo es un placer

 

La contaminación NO

Sostenibilidad mejor

 

Somos bicibuseros

Que lo sepa el mundo entero

Pero lo que más nos gusta es un mundo mejor

Esta letra, a lo largo del tiempo, se vería ligeramente modificada. Lo que importa, lo realmente interesante de este proyecto (además de todo lo que tiene ya, para mí, de interesante), es que quedó paralizado. Durante un período muy largo, debido a causas personales que no corresponde detallar aquí, no pude dedicarme a él. No volvimos a juntarnos ni a hablar de ello, a pesar de haber grabado ya coros, vídeos, etc. Todo detenido. Macerando. Y cuando, ya más centrado, me decidí a reimpulsarlo, se había dado una situación maravillosa: la irrupción de nuevas personas, nuevas energías, en el Bicibús. Así que, gracias a Jose - uno de los padres que acude, puntualmente, a la cita bicibusera de los viernes-, al que le encanta grabar, volvimos a la carga. Pero no solo empezó a aglutinar vídeos, sino que, además, compuso, junto a otro de los padres del Zuloaga, tocayo suyo, una nueva melodía más fresca, más pop, más actual, que no precisaba ya de pedir permisos a nadie.

A partir de ese momento, como suele pasar con la bicicleta, todo fue sobre ruedas: nuevas tomas, un montón de niños ilusionados con ello, y la entrada de otro padre, Bernardo, que también toca, compone, graba, realiza y cuya participación fue la guinda al pastel de este divertido proyecto.

En fin, un lujo de sinergias que se tradujo en un videoclip alegre, muy muy muy participativo, que sale ante los ojos del mundo casi dos años después de que cumpliéramos los cacareados quince años, pero que viene a reforzar la idea de perseverar en lo que se cree, de recuperar aquellas ideas que nos parecieron importantes y que, debido a causas que la vida nos trae, quedaron en un rinconcillo, aparentemente olvidados, esperando su momento. 

Es todo un placer, una gran satisfacción, poder decir: "Con todos ustedes... ¡15 años del bicibús!"




jueves, 13 de junio de 2024

TABLÓN: En el Zuloaga siempre celebramos el día de la bicicleta, 13-6-24

No nos hemos olvidado de nuestro querido tablón, el lugar físico donde nos comunicamos no sólo con las familias del colegio, sino, incluso, con los peatones que por allí pasan y por allí leen.

Intentamos renovarlo cada mes y medio, dos meses. Intentamos...

Así se ve en la calle





miércoles, 12 de junio de 2024

BAJO NUEVOS CIELOS: Rumbo a Cercedilla, 8-6-24

También en esta ocasión, como en la bicicletada solidaria, tuvimos que modificar el destino original (íbamos a ir a la hoya de San Blas), pues las previsiones de tormentas eran bastante certeras -e intensas-, por lo que reorientamos nuestras ruedas a nuevos parajes: Cercedilla.

Fuimos en tren desde Madrid a Alpedrete y, una vez allí, pedaleamos al conocido destino serrano, donde teníamos casa donde secar nuestras ropas empapadas (sí que llovió, sí, las previsiones se cumplieron), participar de espacios y tiempos de convivencia más amplios (pues el domingo nos volvimos desde allí en tren) y dormir bajo techo.

De este modos comimos, cenamos, desayunamos juntos, nos dimos un paseo por el Camino Puricelli, contamos cuentos de terror... En fin, disfrutamos de un fin de semana distinto. No tan ciclista, es verdad, pero al menos pudimos buscar una alternativa. No se puede llevar a un grupo de niños a una ruta cicloturista en la que, sin tiendas de campaña, les expongas a que durante la noche se ponga a llover de lo lindo. Vivac, sí, por supuesto, pero con condiciones de comodidad cuando se va con peques.

De esta experiencia yo me quedo, también, con la manera (aunque un poco complicada, por la trama de carreteras que tuvimos que atravesar para ir por pistas) que aprendí de llegar en bici hasta allí. Y constato, una vez más -como siempre- la certeza de que este mundo  está construido exclusivamente para los coches, donde los ciclistas, cuando queremos llegar a destinos relativamente conocidos, cercanos, hemos de buscar mil y un recovecos naturales y urbanos para hacerlo. Una lástima... Menos mal que no nos desanimamos. Es nuestro sino: perseverar y perseverar, pedalear y pedalear, disfrutar y disfrutar.


Preparados para la aventura




















¡Al abordaje!

Es aconsejable distribuirse a lo largo del tren, en diferentes vagones, para facilitar el subir y bajar con presteza
Así llovía, así, así






Un magnífico grupo ciclista, unos magníficos anfitriones