No os asustéis, no lo pasamos fatal. Lo que ocurrió es que unos perrillos se acercaron a saludarnos. Quizás querían preguntarnos: ¿por qué venís tanto a la Dehesa de la Villa, muchachos? O quizás, no. Ellos saben muy bien por qué se va, una y otra vez, a ese lugar tan hermoso.
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