Este año, de manera excepcional, debido al entusiasmo que han mostrado los compañeros que llegaron el 1 de septiembre, ha sido el que más maestros y maestras ha tenido implicados en los bicibuses.
En un curso tan complicado como éste, ha sido un regalo, un lujo, contar con este impresionante equipo, sin el cual los chavales no habrían podido pedalear del modo en que lo han hecho.
¡Muchas gracias, Silvia, Andrea, Javi, José Manuel, Paco y Edu!
Haciendo limpieza en el aula, he revisado algunos de los antiguos carteles que hemos puesto en el tablón de la calle. Mi intención era tirar cosas que no servían, pero mi Diógenes ciclista me ha mirado con ojos acuosos y me ha implorado no hacerlo.
Soy tan fácil de convencer...
Señoras y señores, niños y niñas, ha llegado el momento de despedirse de nuestros bicibuses hasta el curso que viene. José Manuel, uno de los maestros participantes, propuso que fuese en pijama y con peluche, y nos pareció muy buena idea.
En un año en que lo ordinario se convirtió en extraordinario nos dimos cuenta, una vez más, del valor de las pequeñas cosas y de cómo se obtiene salud, alegría, a partir del encuentro con los otros. De cómo, en definitiva, nuestros bicibuses nos han devuelto la sonrisa y nos han ayudado a normalizar un año anormal.
Las bicicletas no sólo sirven para pedalear, también son salvavidas cuando las aguas rugen oscuras.
Tal y como había prometido, en esta ocasión tocaba pedalear por calles tranquilas, de un solo sentido de dirección -siempre que se pudiese- y así se hizo desde la puerta del cole hasta El Retiro.
Para esta bicicletada, el grupo de adultos, además de estar formado por las madres acompañantes, y por mi magnífico compañero (del área de Educación Física) Edu, contamos con una persona muy especial en la historia de "Con bici al Zuloaga": Jesús Barral. En su día -hace ya 13 años-, junto a Marcos Montes, configuró el grupo de base sobre el que se construyó este hermoso proyecto. Ambos tenían a dos hijas matriculadas en nuestro centro y, sin su ayuda, os puedo asegurar que hoy difícilmente estaríamos pedaleando en el cole...
La pena es que las fieras sobre ruedas no pudieron ver el horrible lugar que fue, en su día, zoológico de Madrid, dado que había peligro de rotura de ramas (por previsión de fuertes vientos) y no se permitía el acceso al lugar, así que no nos quedó más remedio que quedarnos en la puerta. Lo que sí hicimos fue informar, a partir de una pequeña charla, del origen y anécdotas históricas más importantes de este espacio.
Luego tocó jugar, tomar helado (gracias a Fuen), comer deliciosos bollos de chocolate (gracias a Chus) y subirse a los árboles, claro. Lo dicho: es que son, somos, unas fieras. Sobre todo cuando pedaleamos. 😁
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Cada viernes pedaleaba un grupo. Empezamos con 5ºA, el 6 de noviembre, y luego fueron alternándose con los de 5ºB y 6ºA. Hasta que el 7 de mayo se incorporaron los de cuarto.
