Señoras y señores, niños y niñas, ha llegado el momento de despedirse de nuestros bicibuses hasta el curso que viene. José Manuel, uno de los maestros participantes, propuso que fuese en pijama y con peluche, y nos pareció muy buena idea.
En un año en que lo ordinario se convirtió en extraordinario nos dimos cuenta, una vez más, del valor de las pequeñas cosas y de cómo se obtiene salud, alegría, a partir del encuentro con los otros. De cómo, en definitiva, nuestros bicibuses nos han devuelto la sonrisa y nos han ayudado a normalizar un año anormal.
Las bicicletas no sólo sirven para pedalear, también son salvavidas cuando las aguas rugen oscuras.
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