La espectacular actividad desplegada en las últimas semanas del curso no podía tener un mejor cierre que nuestro ya clásico Bicipícnic. Una vez más, salimos del colegio con el carrito lleno de bolsas de comida, bebida, y, cómo no, todo tipo de armamento -ligero, plastificado- para la batalla de agua en ciernes. Antaño se hacían con globos -y se llenaba todo de trocitos diminutos imposibles de recoger-, hogaño lo hacemos con un método que no deja residuos pero que sigue poniéndonos en un conflicto moral: el desperdicio de agua dulce, ese escaso tesoro. ¿Cómo resolver dicha contradicción nosotros, que queremos cuidar el planeta del mejor modo posible? Hoy por hoy sólo se me ocurre un argumento: las piscinas del barrio están cerradas (sí, por increíble que parezca, tanto la del "Quijote"/Francos Rodríguez como la de "Los bomberos"/Barrio del Pilar), ¿cómo se supone que se van a refrescar, jugar, los niños de nuestros barrios si les cierran las piscinas, por causas diversas, justo en verano? Por lo tanto nuestra escusa es evidente: nuestros hijos, alumnos, merecen disfrutar de este desahogo refrescante del mismo modo al que lo hacen los niños de otros barrios, más afortunados, o de comunidades de vecinos con piscina privada.
En el futuro, probablemente, limitaremos el número de "recargas", para ir reduciendo el volumen de agua utilizado en este juego. Por ahora... Bueno, una imagen vale más que mil palabras, dicen...
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Listos, y alegres, para la salida
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Así nos las gastamos cada dos por tres
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Fuimos a la Dehesa por la zona de graffitis de Alcalde M. de Alzaga
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| Tiempo de salir por patas |
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| También las chicas son guerreras |
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Algunos, al ratito, se fueron a jugar al fútbol
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| Al regresar al cole, como todos los años, atravesamos las atracciones que están montando para las fiestas del barrio |
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¡Adiós, bicibuses, bicicletadas, adiós!
¡Hasta el próximo curso! |
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