No se puede pedir más en una bicicletada: pedaleos por calles tranquilas (tanto en la ida como en la vuelta), una atención por parte de los empleados del lugar que se visita amable y atenta y, sobre todo, una afluencia de ciclistas excepcional. Éste sí que es el punto primordial del éxito. Nada más, nada menos, que 60 fue el número de ciclistas que acudieron a la puerta del Zuloaga ese sábado por la mañana, 60 los que circularon con calma, en fila de parejas, hasta el centro de Madrid y esos 60 los que entraron al museo, con la ficha de visita confeccionada, y lo recorrieron con interés.
A la salida, tras votación popular -a pesar de las previsiones de lluvia inminente- se decidió comer en un parque cercano -el Templo de Debod-, en lugar de uno lejano -próximo a nuestro barrio: el de Azca- por lo que para allá dirigimos nuestras ruedas. Cuando estábamos atravesando la Plaza de España, ante los comentarios de los niños (al ver muchas de las atracciones vacías de gentes y agobios: cuerdas trepantes, toboganes y demás travesuras), el que aquí escribe y cabeza de pelotón, decidió atender esos deseos y cambiar el lugar al que íbamos por ese espacio de relativamente reciente creación que, muchos de ellos, aún no conocían (o, al menos, no habían disfrutado).
Así que paramos y los pequeños se lanzaron a la conquista de los juegos, priorizándolos -o simultaneándolos- con su comida, lo cual es, en ellos, habitual. A lo largo de mis años como docente he podido comprobar, cada vez que salimos a una excursión, que para ellos es más importante -o tanto- el jugar como el comer, pudiendo hacerlo, aunque parezca increíble, a la vez...
De cierre, a una de las mamis se le ocurrió que podíamos ir a tomar una horchata a la fábrica de la calle Pedro Tezano, lugar especializado en ese dulce, con productos de gran calidad, donde te puedes encontrar dicha bebida utilizada, además, en helados, bizcochos y todo tipo de inventos maravillosos.
A ritmo de salvaje rock and roll, y bañados por una suave lluvia primaveral, fuimos, vimos (bebimos) y vencimos.
A la conquista del barrio |
Como tiene que ser, utilizando un único carril |
Al lío, al lío |
Parte de las bicis que esperaban, tranquilitas, a que sus dueños visitaran el museo |
Ya en la horchatería llovió un poco más |
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