Tan solo dos días después de la Bicicletada, uno de nuestros alumnos participantes en la misma, un niño de 5º, fue arrollado (cuando cruzaba de la mano de su abuelo, correctamente, por un paso de peatones regulado con semáforo) de manera brutal por un ciclista que no sólo se saltó el semáforo rojo sin ninguna visibilidad (dado que un autobús parado se lo impedía) sino que, además, cuando impactó contra el abuelo -y cayó sobre el niño-, apenas se paró -y lamentó de lo ocurrido- cuando se marchó de allí a toda prisa.No se quedó para ver qué les había pasado a sus dos víctimas, para responsabilizarse de sus actos, para dar la cara... Afortunadamente no hubo que lamentar ningún daño irreparable...
Es una vergüenza que los ciclistas urbanos pidamos más seguridad a los otros conductores, al Ayuntamiento, a todo el mundo, y nosotros mismos no se la podamos ofrecer a los que, como nosotros, son las mayores víctimas de la vía pública: los peatones. Basta ya de saltarse los semáforos de manera irresponsable, peligrosa. Basta ya de conducir temerariamente por las aceras.
Cuidemos y respetemos no sólo porque queremos que nos cuiden y respeten a nosotros, sino porque el mundo de los seres humanos, independientemente del modo en que cada uno se desplace, es mejor cuando lo hacemos.
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