miércoles, 10 de mayo de 2017

Bicicletada a la holandesa

El viernes 28 de abril la liamos bien buena. Tiramos la casa biciclética por la ventana gracias a una propuesta del Ayuntamiento de Madrid y de la embajada de los Países Bajos, todo orquestado a través del proyecto STARS con el que colaboramos.
El acto consistía en hacer una bicicletada conjunta con otros centros educativos y en conocer al embajador de los Países Bajos, todo dentro de un acto en el que compartiríamos nuestras presentaciones, fotos, ilusiones...
Como ya dijimos en la entrada anterior, habíamos hecho un paseo previo por el barrio, así que ya teníamos todo muy bien organizado. El reparto de parejas es muy importante, para que se equilibre la locura pretestosterónica masculina con la, por lo general, mayor sensatez femenina... Además, los adultos estábamos muy bien repartidos en el grupo, con algunos de ellos volando libres para hacer los tapones precisos, adelantarse o atrasarse según las necesidades.

Desde el Zuloaga salió, a las 9:30, un grupo muy muy numeroso (43 niños y 10 adultos acompañantes) lleno de ganas de pedalear, y tanta fue la energía que ¡pim, pam, ris, ras! las cadenas de las bicicletas no la soportaron y se salieron con la lengua, los eslabones, fuera. Siete bicis. Siete. 

En un trayecto de apenas treinta minutos. Unbelieveable! (pero cierto). Menos mal que algunos alumnos (Reimy, un hacha) y el apoyo de Cristóbal (del taller Villabikess) hicieron que la sangre no llegara al río y las cadenas volvieran de nuevo a su engrasado destino.

Sin embargo, no nos desanimamos y seguimos pedaleando contra viento y marea, entre un público automovilista tenso y maleducado pues, claro, como era el día en que se iniciaba el puente del uno de mayo, tenían todos mucha prisa ("La prisa maaaataaa", que dicen en Marruecos, pero aquí esa sabiduría aún no nos ha llegado y dejamos que el estrés nos muerda los tuetanillos).


Una vez en Castellana 46 -la sede de la Representación de la Comisión Europea en España-, tras habernos perdido el acto de bienvenida (empezó a las 10:00 pero nosotros llegamos a y media), empezamos la bicicletada conjunta con el I.E.S. Santamarca y el colegio holandés (Colegio Neerlandés "Hof der Lage Landen"), que discurrió por ese punto de la Castellana hasta el Palacio de Comunicaciones, que es el edificio donde está la sede del Ayuntamiento de Madrid.

Como íbamos escoltados por la policía, pues ya sabéis, se acaba la tensión de liderar, organizar cómo atravesamos grandes arterias llenas de coches y te llega la relajación de ser guiado en un ambiente muy poco natural, pues hay cortes de tráfico, coches, bicicletas y motos de policía que se adelantan, atrasan, en fin... que vas como un rey o una reina...

En el Palacio de Comunicaciones dimos buena cuenta, como pirañas que somos, de las chuches que tenían allí para nosotros y, después de las charlas en las que hablamos del proyecto, se regalaron varias bicicletas a algunos institutos y seguimos disfrutando de la gastronomía holandesa pues nos trajeron bandejitas con quesos, frutos secos, zumos, etc. Todo un lujo (europeo, no asiático) que acabó como había empezado: pedaleando.


Esta vez sí que fue duro el encuentro con tanto automovilista presuroso por empezar su puente. Yo no me enteré, pues estaba en la cabecera, guiando (gestionando, como siempre, los coches en segunda fila que nos obligan a cambiar de carril), pero mis compañer@s me lo dijeron después. Mucha tensión. Qué lástima de estrés que nos deshumaniza tanto... Pero bueno, la experiencia fue muy muy positiva y tod@s quedamos encantad@s, con ganas de repetir (pero el curso que viene, por favor, que a estas alturas estamos agotad@s de tanto tute)...

Bicis, bicis, bicis, por todas partes

Menos en la pobre Bicijaula, que la hemos dejado seca...

Bicis, bicis, bicis por todas partes

Hervidero de bicibuseros para arriba y para abajo

Dejando todo listo en mi clase para las sustituciones y dando los últimos retoques

Al lío...

Cristóbal dando más y más aire... Y llevamos toda la semana revisándolas...

¿Quién va con quién?

Que todo esté clarito

Cada oreja con su oreja

En marcha y, cerrando, con el banderín samurai, la valiente Olga





Ciclistas del colegio holandés, en nuestro recorrido por la Castellana y Recoletos.




Ñam, ñam, ñam

Dimos un magnífico ejemplo de orden y buenhacer circulando por pleno centro de Madrid.

Por desgracia, la toma de esta foto es muy alejada. A ver si conseguimos una desde más cerquita...

Para ver el resto de las fotos, pincha AQUÍ.

BICICLETADAS: Más vale prevenir que pinchar

Esta es la variante del famoso refrán adaptado a las condiciones ciclistas... Por ese motivo, antes de la "Bicicletada a la holandesa", decidimos darnos una vuelta por el barrio, con la chavalería de quinto, para ultimar detalles de organización, ver cómo pedaleaban, recordarles las normas de circulación y, sobre todo, muy importante, gestionar las bicicletas que íbamos a necesitar (saber el estado en que se encontraban, quién iba a traer la suya, quién iba a coger bici de préstamo, cuál iba a utilizar...)

El resultado fue muy bueno. Una sesión de 45 minutos, dentro del área de Educación Física, en el que los tutores de 5º, la profesora de dicho área y un servidor recorrimos, una vez más, nuestro querido barrio (y alguna de sus cuestitas, je, je, je) como espacio de entrenamiento.

Cuando uno va a salir a un acto en bicicleta -sobre todo si es tan numeroso-, toda precaución es poca, hay que tener todo lo más atado posible, que ya se encargarán los hados de introducir sorpresas que nos obliguen a improvisar y adaptarnos a la nueva situación, lo cual es también muy saludable, para aprender a resolver contratiempos a medida que se producen.

¿Cuáles fueron los nuestros? Dos reventones de rueda. ¿Y cómo pudo suceder si las bicicletas, gracias a la embajada de Holanda -que había contratado a un mecánico de bicis- habían sido puestas a punto los días anteriores? Creemos que precisamente por eso. Sospechamos que al darles la presión que necesitaban (la que marca en la cubierta), las cámaras estaban viejecitas y, pum, pum, reventaron cuando los chavales se subieron a ellas. ¿Cómo lo resolvimos? Pues como siempre: cuando un chico queda fuera de juego, uno de los adultos ha de volverse con él (o ella) al cole caminando. Como el paseo se desarrolla en el barrio, en unos minutos han llegado al centro. Es una lástima porque supone que tanto ese alumno como el profe se quedan sin el resto del paseo, pero, bueno, mejor que te pase en el previo que el día "oficial"...

Y para ilustrarlo, he aquí las fotos que tomamos...
En el gimnasio nos ponemos en el orden establecido, con nuestra pareja

Ya estamos tod@s list@s

¡Bum! Primer reventón, a la vuelta del cole...

En marcha


Un alto en el camino, para reagruparnos

El profe no lleva casco porque se lo ha dejado a un niño que no tenía

Nuestro amigo lucha con la cuesta (y con la bici, un poco pequeña para él...)

Atravesamos Villaamil por el Paseo de la Dirección