sábado, 4 de febrero de 2017

Donaciones de bicis, una manera generosa de seguir dando vida y alegría: Eva Cuenca

Cuando tu bici se te queda pequeña, llega el momento de decirle adiós... Al principio da pena, pero teniendo en cuenta que, probablemente, te van a comprar una más grande, el pesar es menor. Si, además, resulta que tu querida bicicleta puede ser disfrutada por otr@s niñ@s, entonces la rueda se cierra y todo el mundo es feliz cuando tomas la decisión de... donarla.
Tú no te harás daño (porque montar en una bicicleta pequeña es incómodo e, incluso, puede lesionarte), tu bici seguirá estando viva, contenta, y los que sigan utilizándola, también.

Aquí os mostramos una experiencia de altruismo -la búsqueda del bienestar de otras personas de manera desinteresada- que tiene como protagonista a Eva Cuenca, una niña de 5ºA que decidió donar su bici al Zuloaga.

Pregunta (P): ¿Desde cuándo tienes esta bici?
Respuesta (R): Desde los seis años.
P: ¿Tiene nombre?
R: No
P: Cuéntanos una anécdota que hayas vivido con ella.
R: Aprendí a montar en ella en la Plaza de la Remonta y, después de usarla yo, se la dejé a mi vecina Amalia. Ahora se la regalo al cole.
P: ¿Te has dado muchos golpes o eres una conductora cauta?
R: No muchos.
P: ¿Qué le dirías, a modo de despedida, a esta bici que donas al Zuloaga?
R: Que conozca más niños. Un beso.


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