martes, 19 de julio de 2022

BAJO NUEVOS CIELOS: Crónica del cicloviaje, Jorge y Bárbara

 CRÓNICA DE NUESTRO PRIMER CICLOVIAJE

"ASOCIACIÓN" IGNACIO ZULOAGA

Sábado 25 de junio 2022

7.30 a.m.: En pie, desayuno y a preparar pícnic y cargar bicis con el equipaje

8.15 a.m.: El peque no se puede despertar... Está malito, pero al final lo consigue

9.00 a.m.: ¡Bicis listas! Hemos quedado en el cole a las 9.00 pero Jorge aún está tomando el ibuprofeno y sin vestir



T: 17ºC, ¡Uy! nos ponemos el cortavientos

9.30 a.m.: Llegamos al cole; qué emoción, somos 20 bicis y 21 seres humanos, Ona es la reina que va en su sillita

9.45 a.m.: ¡Speech de Walter! no puede faltar... Vamos a descubrir la inmensidad del mundo, despacito hacia la naturaleza.



9:50 a.m.: Salimos hacia el norte por Paseo de la Dirección hasta las Cuatro Torres; aquí nos quitamos cortavientos; a Laura le dio una "pájara", esperamos, come algo y se recupera. Seguimos por el barrio de Fuencarral hasta tomar el carril bici de Colmenar. ¡La mayoría de los ciclistas nos saludan y animan!  Incluso un señor con su hijo nos pide teléfono para poder unirse en otra ocasión a los Zuloagueros.

Ya en el carril bici tenemos que ir de 1 en 1 (o en fila india, ¿por qué se llamará así?); el carril es muy estrecho, nos organizamos en grupitos de 4 ó 5 separados para dejar espacio para que nos adelanten otros ciclistas.

11.30 a.m.: Llegamos a Valdelatas, ya llevamos 12 km. Parada para comer un tentempié: frutos secos, fruta desecada y fruta fresca; barritas energéticas.



Retomamos carretera y carril bici, puente para arriba, puente para abajo. ¡Súper buena temperatura para pedalear!

12:20 p.m.: 9,3 km más tarde nos recibe en Tres Cantos una compi de Walter de Pedalibre; nos invitan a la piscina del C.P. Embarcaciones. ¡Súper plan! Chapuzón, bocata con refresco (o cerveza). Se nos suma Marta que no pudo venir por la mañana.



Walter nos cuenta sus experiencias con río y cocodrilos en Costa Rica y Senegal; aquí, en la C.M., no corremos peligro.

6:30 p.m.: Listos para continuar la ruta, pero primero hay que aprovisionarse de víveres, pasamos por Carrefour.

Dejamos 21 bicis en la puerta, ¡no es nada fácil!  Tampoco es fácil meter en las alforjas todo lo que hemos comprado para la cena y desayuno. ¡Nos hemos pasado!, ¿quién puede llevar mi empanada?...Walter, siempre lleno de recursos, puede llevarlo todo.



7.15 p.m.: Cargaditos salimos de la urbe y un rato después llegamos a la última fuente antes de enfrentarnos a la naturaleza madrileña. Parece que los niños están cansados ¿?... Mmm... Se ponen a brincar en los columpios... ¡Pueden seguir pedaleando pues!

Una vez pasado Burrolandia, ¡empieza el cicloturismo de verdad! Por caminos de tierra y piedra, entre las fincas rústicas, sin coches... ¿Sin coches? Parece que no estamos lo suficientemente lejos, pasan demasiados coches levantando polvo del camino.



A ratos la ruta se hace difícil, sobre todo con una ruedecita fina como la mía, que ni cuesta arriba que patina, ni cuesta abajo que derrapa. A pesar de todo, disfrutamos del camino y del bonito cielo.

Son las 9.30, aún hay bastante luz y las cuatro torres nos siguen acompañando a lo lejos. 12,33 km desde la piscina. Nos hacemos una preciosa foto para el recuerdo, adultos versus niños.

  


Empezamos a buscar lugar donde dormir sin que se entere nadie y justo unos lugareños aparecen y casi hacen peligrar la estrategia "sin que se entere nadie".... Íbamos camino de San Agustín de Guadalix pero se nos ha echado la noche y no tenemos más remedio que extender nuestros aislantes y sacos en esta vaguadita....

Los niños están emocionados, por fin a explorar el lugar. Cenamos a la luz de las linternas y frontales; efectivamente hemos comprado demasiado, sobra comida.

Los cuatro niños mayores quieren independencia y se montan el chiringuito apartados del grupo. Vemos estrellas y Walter cuenta el mito de Orfeo y Eurídice (alguno se queda dormido antes).

Con las linternas apagadas y en silencio nos damos cuenta de que hay mogollón de luz de Madrid y pueblos cercanos y se ve perfectamente sin linternas. Y también que hay ruido: de aviones, música de alguna macrofiesta lejana, de algún pájaro (cuyo hogar hemos invadido) y ¡¡de unos niños de 12 años que no quieren dormir!!


Domingo 26 de Junio de 2022

6.30 a.m. (aprox): Va amaneciendo poquito a poco. Jorge despierta bastante malito (más tarde descubriríamos que tenía una tremenda amigdalitis).

9.30 a.m.: Ya desayunados, y todo recogido, tenemos que utilizar el comodín de la llamada. El coche de salvamento vendrá a buscarnos a Tres Cantos, Jorge está demasiado enfermo para hacer todo el trayecto. Pero aun así le quedan unos 10 km hasta el punto de encuentro establecido; con gran penurias y mucha ayuda de los adultos "escoba" llegamos hasta Burrolandia.


11.00 a.m: Con gran pesar nos debemos despedir del pelotón. ¡Ánimo y a por la paella!

Mil gracias a esta recién inventada "Asociación" Ignacio Zuloaga por este maravilloso primer viaje de cicloturismo



 

jueves, 14 de julio de 2022

BAJO NUEVOS CIELOS: Impagable, por Maria

La aventura a Tres Cantos fue: hasta 50 kilómetros en bici, el rock con las torres de fondo mientras salíamos de Tetuán, el ir y venir de préstamos de nuestros amigos para la salida (unos sacos, unas alforjas, esa esterilla y aquella rafia…), la emoción de lo desconocido. Y, sobre todo, esas conversaciones mientras pedaleas.



BAJO NUEVOS CIELOS: Reflexiones de Marta y Lorenzo

El día después de la gran aventura, caminando por el barrio, y después de haber dormido
de nuevo en su saco en el suelo de la habitación , Lorenzo iba recordando el fin de
semana, escenificando una de las cosas que más le gustó: las cuestas abajo por el camino
de tierra. Para él, como casi para todos los peques, fue lo más divertido, las bajaban sin
ningún miedo, haciendo ruidos de rally y controlando perfectamente la situación.
Yo, le conté, que precisamente eso fue lo que más miedo me dio, las piedras y la tierra,
hacían que no controlara bien la bici, con un único miedo: caerme. He de decir que lo
logré, pegué un buen derrape, y alguno más, pero no me caí. Con Chema, al lado, dándome
conversación y ánimos. Gracias, Chema.
Lorenzo me respondió: "Pues no tienes que tener miedo, tienes que disfrutar, jugar, y si te
caes, hay un montón de personas que te van a ayudar, ¡y un botiquín!"
De esto, saco mis dos primeras conclusiones: la diferencia entre personas adultas (algunas)
y los peques y el apoyo y acompañamiento colectivo de todo el grupo que te da seguridad y
confianza.
El disfrute de los peques fue total, su fuerza física, alegría, constancia y aguante absoluto,
no dejaron de sorprendernos y de enseñarnos. Cuando parábamos a descansar, adivinad
quiénes descansaban y quiénes aprovechaban para... ¡Jugar, escalar, explorar!
El apoyo colectivo y la experiencia con tu criatura. Una de las cosas que más animó a
la aventura fue saber que iba con un grupo de personas con las que el respeto, la
confianza, la ayuda y el cuidado estaba asegurado. Me viene mucho la imagen de María
Jesús subiendo una cuesta (pedaleando) y empujando a la vez a Jorge, que a pesar de
estar malito, no se rindió. ¡Bravos los dos!
Ir con personas que se ocupan de tus hijos e hijas, como si fueras tú, no tiene precio. Más si
en el pelotón, como es en nuestro caso, nunca vamos juntos. Al principio tanto en el bicibús, como en las bicicletadas, me gustaba ir con Lorenzo, o detrás. Luego me di cuenta, después
de escucharme: "¡Lorenzo! ¡Cuidado! Lorenzoooo, ¡cuidado!", que iba más pendiente de él de
lo necesario, y que me olvidaba de disfrutar yo. Así que Lorenzo con sus colegas, y yo con
las mías poniéndonos al día, o conociéndonos mejor. Plan perfecto, compartes con tu hijo y
también lo haces por y para ti.
Otras de las cosas, de hecho la principal, fue tener esa experiencia con él, dormir en el
campo, bajo las estrellas, pedalear, y sentirnos orgullosos el uno del otro, cuántos abrazos
nos hemos dado en las bicicletadas de este año gritando: "¡He subido la cuesta entera! ¡he
metido bien el plato!" Sí, para algunas los dichosos platos siguen siendo un reto, y por
supuesto: ¡Qué bien nos lo hemos pasado!
El guía. No nos cansamos de agradecer a Walter, una vez más, no solo su entrega y
dedicación, si no su templanza, serenidad y paciencia.
- Walter, ¿cuánto falta?
Y SIEMPRE, la misma respuesta: "Menos".
- Walter, has dicho que quedaban 10 km y llevamos 12km.
Y él, siempre tranquilo, y con sonrisa (sí, muchas veces malvada): "Bueno, he dicho unos 10".
También su experiencia, y dedicación a todas las personas que nos animamos. Si no me
equivoco, revisó cada una de las bicis: "Esta esterilla va mal, esta camisa se te va a enganchar"
¡¡Los cordones!! ¿Cuántas veces habrá dicho Walter esta frase este último año?
Disfrute y resistencia
- Marta, tía, estoy al límite. Esta frase, a la vuelta, entre risas nerviosas, se repitió
unas cuantas veces. Otra, la mejor: "Nunca pensé que mi cuerpo aguantaría".

Ha sido una experiencia maravillosa a todos los niveles, en la que te das cuenta de que sí
puedes, siempre puedes un poquito más. Y que a pesar de los momentos de cansancio, la
mayoría son de disfrute y de satisfacción, incluso de bailes de rock and roll subida en la bici.
Bajo estrellas y encinas.
Estar tumbada en la tierra, mirando el cielo, las nubes, las estrellas, es, definitivamente un
regalo; y eso que para ver las estrellas había que jugar con la mirada entre las caprichosas
ramas de las encinas que tan amablemente nos acogieron.
De nuevo los peques durmieron como lirones, sin escuchar la música que nos llegaba de no
sabemos dónde, la caprichosa ave nocturna -que aún no hemos descubierto cuál es- ni a
los niños mayores son su eterna charleta; eso sí tampoco escucharon el precioso cuento
que nos contó Walter antes de “dormir”.
También es un regalo las dos pedazos de paellas que nos hizo el papá de Marco y Luca,
que nos esperaban en el barrio a la vuelta, gracias, gracias.

Gracias a todo el grupo, gracias a Walter y al cole que tenemos. Para mi, la escuela, el cole,
siempre ha sido un lugar donde participar, aportar, y vivir experiencias con mi hijo, en los
años que considero más importantes para él, en su desarrollo como personita. Esto significa
también: aprendizaje colectivo, tejer barrio, defender las escuelas de nuestros hijos y de
nuestras hijas y vivir aventuras como esta. ¡Vamos a por muchas más!

Lorenzo:
● “Lo que más me ha gustado ha sido dormir bajo las estrellas, porque estuvo muy
guay, y lo que menos me gustó fue que parecía que venía un coche y hay que estar
en súper silencio y daba un poco de miedo que nos descubriera”
● “Lo más emocionante ha sido que cuando nos dijeron que estaban arando (por lo
que no podíamos ir por el camino que Walter tenía pensado para dormir), y que nos
preguntaron que si íbamos a San Agustín de Guadalix y todos los adultos diciendo
que sí, y todos los niños diciendo: ¡¡¡¿¡Vamos a San Agustín de Guadalix??!! Fue muy
gracioso y fue una súper aventura”
● “Al principio costó un poquito, porque era la primera vez que ibas con alforjas, pero
después te acostumbras” “Había unas cuestas que eran horrorosas, pero a la vuelta
cuando las bajamos eran súper guays” “Costaba un poco por las roquitas, y porque
temblabas, pero a mí me gustaba eso, porque tiemblas, y porque me divierto, no
pienso en el miedo y me divierto”



BAJO NUEVOS CIELOS: ¡Los niños son de goma!, por Enric

Es viernes 24 de junio de 2022 y son las 6.45 de la tarde…es el día previo a la salida de

cicloturismo y estamos la familia entera en un cumpleaños multitudinario en el Rodríguez

Sahagún.

- “Enric, que Miquel se ha hecho daño” – me dice Maria.

Me giro y veo a Miquel retorciéndose de dolor. El niño ha tenido a bien sentarse en una silla

de camping que estaba sobre terreno irregular y ésta, cumpliendo una de las funciones para

las que está diseñada (la más inoportuna), decide plegarse. Miquel se cae con todo su peso

hacia atrás y se da un golpetazo en la zona lumbar. ¡Cómo llora el pobrecico! Se ha hecho

una herida y la zona del impacto se va hinchando poco a poco. Pinta feo.

- “No sé si este niño estará mañana para pedalear” – le digo bajito a Maria para que Miquel

no lo escuche.

Miquel lo intenta. Para volver a casa desde el cumpleaños hay que pedalear todo Marqués

de Viana cuesta arriba. Le ignoro para tratar de no darle importancia, pero le voy mirando

de reojo para ver cómo va, pero no, definitivamente no puede.

- “Papá, me duele mucho, no puedo pedalear. Mañana no voy a poder ir al cicloturismo” –

dice Miquel y se baja de la bici :(

A él es al que más ilusión le hace, le encanta ir en bici y le da bajonazo la situación. A mí

también me da, todo el curso preparándonos y ahora no vamos a poder ir…¿En serio?, ¡qué

mala suerte! Aviso en el grupo de Whatsapp.

Uso el “comodín de la llamada”. Llamamos a su abuela (mi madre) que es médico para ver

si el tema tiene remedio: “Ponedle un fular con una bolsa con hielo dentro alrededor de la

zona lumbar para contener la hinchazón e ibuprofeno. Y a ver cómo se despierta mañana”.

Miquel remonta un poco el ánimo y arrancamos andando hacia casa despacito. En el último

tramo veo que se pega una pequeña carrera jugando con su hermana…¡Hay esperanza!


Es sábado 25 de junio de 2022, son las 7.45 de la mañana, hoy es el día. Miquel recién

despertado aparece por el pasillo…

- "Papá, estoy perfecto... bueno, solo me duele un poco” – dice Miquel

¡¡Los niños son de goma!! ¡¡Empieza la aventura!!