viernes, 11 de abril de 2025

BICICLETADA: Bicicletada pajarera, 30-3-25

El domingo 30 de marzo nos fuimos, de nuevo, un montón de zuloagueros -y acompañantes - (un total de 49 personas) a pedalear para celebrar nuestra segunda bicicletada aprovechando la llegada de la primavera. 

Queríamos hacerla solidaria, recaudar fondos para una buena causa (en su momento: los afectados por la dana de Valencia, algún tallercito de bicis, en concreto), pero entre unas cosas y otras, ya había pasado demasiado tiempo y esas pobres gentes, afortunadamente, parece ser que ya están recibiendo mucho dinero, así que, hablando con Isabel, la mamá de Bruno y Olmo, se nos ocurrió contactar con SOS Vencejos, una asociación que cuida de dicha especie, y todo fue articulándose con facilidad.

Sonia, una de las asociadas de dicho colectivo, vino con nosotros a la bicicletada. Le prestamos una bici del colegio y, antes de salir, nos dio una charla sobre estos increíbles animales. Luego fuimos a Madrid Río (en principio, a ver aves al Puente del Rey), pero, una vez llegados al parquecito de cuerdas y toboganes que está junto a él, como vimos que los peques se lo estaban pasando a lo grande, decidimos dejarles disfrutar más tiempo del habitual -que para eso también hacemos bicicletadas, no sólo para pedalear- y, ese tiempo de relax, junto al aumento de las temperaturas, boicoteó el pararnos tranquilamente a mirar aves en dicho puente. 

Cuando les convocamos, y nos sentamos a escuchar, Sonia continuó su charla informándonos de cómo actuar en caso de encontrar vencejos caídos (están a punto de llegar de África y, por lo visto, caen de los nidos con más frecuencia de lo que podemos imaginar), nos habló de muchas curiosidades de algunas otras aves (palomas, urracas...) y, ya luego, antes de que se nos hiciera más tarde (como he dicho: empezaba a apretar el calor y nos tocaba subir al barrio), pasamos por el Puente del Rey y pudimos ver el magnífico Manzanares -pletórico de caudal tras las continuas lluvias- y algunos de los pájaros que por allí revoloteaban, pero no con tanta dedicación como hubiésemos querido (no se puede todo en la vida), por lo que hemos dicho de articular nuestra tercera bicicletada, la de junio, de tal manera que sea muy práctica: llevaremos prismáticos y visitaremos lugares donde haya montones de vencejos para verlos, dibujarlos, en condiciones.

Para regresar, atravesamos el Parque de la Bombilla, pasamos al Parque del Oeste y, desde allí, accedimos al casco urbano más traficoso (calle Princesa, Isaac Peral...), por donde llegamos a la calle Almansa para finalizar nuestro periplo en el Espacio Cultural Bellas Vistas (¡gestión que también realizó Isabel!), lugar donde íbamos a comer. 

Ya una vez dentro, desplegamos nuestras viandas (tortilla, empanada, quiche, arroz, pasta, pollo...) para compartir con todos, con todas, y charlar animadamente mientras los niños disfrutaban de los globos, libros y otros elementos que allí se encuentran. Una vez estuvimos saciados, hicimos la entrega del dinero recaudado a Sonia, en nombre del Zuloaga para SOS Vencejos: 153 euros (que, luego, al final de la tarde, se convirtieron en 180) con los que comprarán grillos y tenebrios para alimentar a esos fascinantes animales que nunca se posan en la tierra y que duermen, comen, copulan, volando. ¿No es impresionante? Como, además, nos han regalado una caja nido para instalar en nuestro colegio, vamos a intentar hacer algún tallercito para construir más y poder ayudarles a tener vivienda, ahora que muchos de los edificios de Madrid están siendo diseñados de tal modo que les impide tener oquedades donde poder anidar. 

Hemos de recordar que, cuando veamos vencejos caídos en el suelo -porque no hayan podido desplegar su vuelo al lanzarse desde el nido- es conveniente meterles en una cajita de zapatos agujereada (para que estén a oscuras y se les pase el susto), no darles alimento alguno y ponernos en contacto con BRINZAL, GREFA y SOS VENCEJOS para que nos asesoren.

A las cuatro y media nos volvimos al colegio, para dejar las bicis de préstamo que habían sido cogidas y para facilitar que las personas de "Bellas Vistas" pudieran comenzar su sesión de cine familiar.

Hacer una bicicletada donde 50 personas van y vienen del Zuloaga a Madrid Río, se presta un número considerable de bicicletas, se contacta con una asociación para que venga a colaborar con nosotros, se pide, a otra, un espacio donde poder comer, se conduce al pelotón de tal modo que, en ocasiones, se tiene que fragmentar y reagrupar de manera coordinada y segura a todas las parejas que lo conforman, se llama la atención a algunos conductores que, nerviosos, intentan meterse en medio de dicho pelotón y muchas otras cosas más que forman parte de la experiencia, supone, como podéis imaginar, la labor atenta, cuidadosa pero firme, responsable y disfrutona de todos los que estamos pedaleando. Y cuando digo "todos" me refiero, también y sobre todo, a los niños y las niñas, que saben circular correctamente,  y que pueden charlar sin despistarse, atendiendo a las indicaciones que los adultos les marcamos, de tal manera que la experiencia sea sencilla, fácil, cotidiana. 

Podemos y sabemos circular fantásticamente, como demostramos, una y otra vez, cada viernes en el bicibús, cada trimestre en cada bicicletada. Pero algunos conductores no lo aceptan, y se enfadan, y nos pitan, no todo es un mundo de color maravilloso en este Madrid nuestro cuyo Ayuntamiento no quiere bicicletizar. De nuevo aprovecho la ocasión, el altavoz que supone este blog, para denunciar la desidia, el abandono al que somos sometidos los ciclistas urbanos en Madrid. Somos nosotros, los adultos que estamos ahí, al pie del cañón, los que asumimos llevar a toda esta tropa de peques a través de una ciudad que no tiene infraestructuras pensadas para facilitar nuestro desplazamiento. Es una ciudad diseñada por y para el coche. Una ciudad, unos habitantes, con la que, con los que, estamos luchando día a día para hacer más amable y respirable. Que no se nos olvide. También hay gente que nos sonríe, que nos aplaude, que nos cede el paso, que disminuye la velocidad de su vehículo para cuidarnos. Que tampoco eso se nos olvide.

Tras todo este trajín, tumbado en la Dehesa de la Villa, escuchando a los pajaritos mientras caía la tarde, bostezando (siempre me da bajona cuando todo ha concluido), hablando con mi pareja, reflexionaba sobre lo fácil, lo increíblemente fácil, que hacemos nuestras bicicletadas. Y es que tenemos mucha experiencia, ¡diecisiete años de experiencia! Y mucha buena gente apoyando, eso es fundamental. Por eso parece tan fácil, por eso es tan fácil.

¡Por el Zuloaga y sus ciclistas! 

¡Hip, hip....!


Vencejeando








Like a bridge over troubled water








sábado, 1 de marzo de 2025

BICIBÚS: Una magnífica (y corta) visita a Lorenzana, 21-2-25

María Cifuentes me lo había propuesto hacía un par de meses y le dije que por supuesto que iríamos a visitarles. Queríamos que niños, niñas, padres y madres del bicibús  pudieran conocer un espacio -cultural y social- muy interesante del barrio. Si, además, se les iba a invitar a chocolate y churros, como podéis imaginar, el interés para los peques fue máximo.

La organización del pedaleo fue la típica del "bicibús especial", que consiste en la división, por grupos, del grueso ciclista, de tal manera que algunos padres, algunas madres, asumen recoger a los niños de su zona (a partir de las ocho) para confluir, todos, en el lugar de encuentro, en este caso, el "Espacio Lorenzana" (situado en el bajo de la calle Lorenzana número dos) a las ocho y media de la mañana. Disponíamos de poco tiempo, veinte minutos, pues no queríamos llegar tarde al cole, por lo que la visita se nos hizo muy corta. Fue una lástima que tanto trabajo (preparar chocolate a la taza para 46 personas no es cualquier cosa, ¡ni mucho menos las tartas y bizcochos que algunas madres, de manera sorprendentemente sorpresiva, trajeron!)

Pero no quedó sólo en eso la sorpresa, sino también, y sobre todo, en la presencia de muchas de las personas que nos ayudaron, en el pasado, cuando sus hijos e hijas estudiaban en el Zuloaga, a poder hacer nuestros queridos bicibuses, las cuales habían sido invitadas, a la chita callando, para celebrar nuestra llegada, nuestro proyecto, su proyecto, esa mañana.

El anfitrión fue Marcos Montes (yo, desafortunadamente, no pude escuchar sus palabras, pues me quedé en la calle, vigilando las bicicletas), una persona a la que tengo en muy alta estima -y máxima gratitud- pues fue la que, junto a Jesús Barral, me ayudó a desarrollar nuestro proyecto biciclético en el Zuloaga, allá por el 2007. Luego, cuando por fin asomé el morrito, fue para hacer de aguafiestas al anunciar, a los cuatro vientos, a las muchos tabiques (tras saludar a mis antiguos compañeros y compañeras de pedaleo matutino), que era tiempo de marchar. Los niños poblaban el espacio dondequiera que mirase: sentados, bajando y subiendo escaleras -chocolates y bizcochos aún en ristre-, por las diferentes salas de este amplio lugar. 

Lamentablemente, sin haber disfrutado como hubiésemos deseado (qué bueno sería celebrar aquí el próximo bicichurro...), tuvimos que irnos al Zuloaga por la acera (para no armar la Marimorena al crear un pelotón inmensísimo que tuviese que ir hasta Federico Rubio para entrar, en condiciones, por la calle del colegio), empujando las bicis, pues eran las nueve menos cinco.

Llegamos, afortunadamente, a tiempo, pero se me quedó así como un nosequé de insatisfacción por no haber disfrutado, en condiciones, de todo lo organizado. Al menos, me consta (porque me lo dijeron luego) ellos y ellas, los adultos que habían acudido a la invitación, sí que pudieron aprovecharlo y se quedaron un rato más, en ese espacio al que, desde aquí, junto a todos, todas las personas que hicieron posible el buen trato recibido, damos las gracias.

Walter Post Villacorta


El espacio Lorenzana es la sede de una asociación cultural (Espacios Comunes Lorenzana) y además es un coworking social compartido por profesionales de distintos campos: arquitectura, paisajismo, consultoría de movilidad, ambiental, sociología... Lorenzana es un espacio con actividades abiertas al barrio: cinefórum, charlas, presentaciones de libros, debates y encuentros entre vecinos y vecinas. También hemos organizado Laboratorios Ciudadanos en colaboración con Espacios Bellas Vistas y con el CIEA Dehesa de la Villa. Puedes enterarte de nuestras actividades AQUÍ


Bicis, bicis, bicis

Bicis por todas partes



¡Vamos, a por los churros!




De izquierda a derecha: atrás (Ana y Chema), primera fila (Majduleen, María, Itziar, Chefo, Olga, Étienne, Susana, Walter y Pepa) y, agachado, Marcos.




miércoles, 26 de febrero de 2025

STARS: Taller de reparación de bicicletas, 21-2-25

Un año más hemos vuelto a disfrutar de las enseñanzas de un mecánico del proyecto STARS. El grupo de alumnos estaba compuesto por 20 niños y niñas de quinto, bicibuseros en su mayor parte, que repasaron, o aprendieron, los nombres de las partes de la bici, cómo revisarla y cómo desmontar la rueda delantera para sacarle la cámara y poner un parche. Cuestiones básicas para todo ciclista que se precie y que, a pesar de parecer cosa sencilla, no lo son, pues requieren tanto de maña como de fuerza.

¡Muchas gracias, STARS!, ¡muchas gracias chicos y chicas por vuestro interés!










miércoles, 12 de febrero de 2025

With a little help of my friends

Ya se sabe que, a veces, las versiones de una canción son mejores -o, al menos, más famosas, pues en cuestión de gustos nada se ha de sentenciar- que las originales. Es el caso, por ejemplo, de "With a little help of my friends" que Lennon y McCartney escribieron en 1967 (para el álbum "Sgt. Peppers...") y que fue ampliamente mejorada -para muchas personas, entre las que me encuentro- por Joe Cocker un año más tarde.

Sucede lo mismo con nuestro proyecto biciclético: las versiones que vamos haciendo, a medida que pasa el tiempo, van mejorando, una y otra vez, el original. 

¿A qué se debe esta mejora? Indudablemente a un elemento básico, crucial, y es al que hago mención en el título de esta entrada.

Con Bici al Zuloaga nació con el claro propósito de dirigirse a los alumnos y las alumnas del colegio. Queríamos introducir la bicicleta en la escuela para que el alumnado aprendiera a montar en ella y, sobre todo, a circular por la ciudad. Lo que no sabíamos en aquel tiempo, hace diecisiete años, es que el pilar fundamental para que ellos y ellas pudiesen disfrutar del proyecto iba a ser la ayuda que los padres y las madres iban a brindarnos. Teníamos mucha ilusión pero poca clarividencia, pues, si lo analizas, en la génesis del proyecto ya venía marcado su destino: fue creado por dos padres (Jesús Barral y Marcos Montes) y un maestro (el que suscribe estas líneas).

¿Es fundamental que los padres y las madres nos confíen a sus pequeños para que vengan a pedalear con nosotros? Determinante. Sin confianza, no hay permiso para que ellos participen en nuestras actividades. Sin permiso, no hay niños ni niñas en bici. El proyecto se muere. ¡Chimpún!

¿Es fundamental que haya maestros implicados en "Con Bici al Zuloaga"? Por supuesto,  porque, de lo contrario, la bicicleta no permearía a las clases de Educación Física, a los recreos... No habría fondos de bicicletas ni aparcabicis, por todas partes, ni el tablón o el calendario en el que exponemos nuestras actividades, ni existiría la Comisión de Movilidad que dinamiza el préstamo de bicis cada jueves... Cuando los niños llegan a sexto, y se marchan al instituto, sus familiares que nos ayudan, como es normal, dejan de venir al bicibús. Somos los maestros implicados los que permanecemos firmes, los pilares, año tras año, que dan estabilidad y tierra a tanto pedal, tanta bicicletada, tanto bicipícnic y tanta travesura sobre ruedas.

¿Es fundamental que haya niños y niñas en el Bicibús?, ¡Toma, claro! Esta fiesta está diseñada para ellos, ellas. Son la alegría, la energía, la esperanza de un mundo mejor.

Pero... ¿Es fundamental que haya padres y madres apoyándonos? Obviamente (esta palabra les gusta mucho a los peques), sí. Son la argamasa que nos empasta, los puentes que unen edades, afectos, circunstancias; los que proporcionan la posibilidad de que un número elevado (¡elevadísimo, diría yo!) de niños y niñas puedan participar en estas actividades. Son los que, cuando pedaleamos en parejas por la calzada, van detrás, en medio, vigilando, cuidando, para que todo vaya bien, para asumir liderazgos si es preciso. Son los que, cada lunes, cuando se lanza la pregunta: "¿Quién se apunta al bicibús este viernes?", van sumando sus manitas electrónicas: "¡Yo, yo, yo, cuenta conmigo, con nosotros!" Los emoticonos van sucediéndose, construyendo la posibilidad, la certeza, del siguiente bicibús.

Sirva esta entrada de homenaje a ellos, a ellas. A los que, las que, están. A los que, las que, estuvieron. Sirva de sincero agradecimiento sabiendo que, sin su ayuda, no estaríamos aquí hoy organizando tanta fiesta sobre ruedas.

Un nuevo año pero el mismo proyecto. Renovado, renacido, con cada persona que dice: "¿Qué hay que hacer para ir al Bicibús?"

Simplemente apuntarse, y venir cuando puedas, quieras. No te preocupes, el bicibús seguirá haciéndose, cada viernes, como no podía ser de otra manera, with a little help of my friends. 😊

Walter Post Villacorta

Versión de los BEATLES

Versión de JOE COCKER