sábado, 21 de noviembre de 2020

CICLOVIERNES: Otra manera de disfrutar de la bicicleta

Se inicia (no hay mal que por bien no venga) una nueva etapa en nuestras vidas como participantes del proyecto "Con bici al Zuloaga", y ésta consiste en que algunas familias están empezando a relacionarse, a través de la bicicleta, fuera del horario escolar. 

Hay varios motivos para ello: la amistad que la convivencia en el cole propicia, claro, pero también el hecho de que, en los tiempos que corren, las actividades escolares (en este caso, relacionadas con nuestro proyecto) se han visto mermadas y hay ganitas de hacer más cosas en bici.

Es maravilloso -lo mejor que nos podía ocurrir- ver que, al margen de nuestras iniciativas escolares, el proyecto impulsa otras, porque con ellas se demuestra que la semilla plantada en el Zuloaga va germinando y desarrollándose en otros lugares y momentos. 

Enhorabuena a estas familias y muchas gracias por compartir las fotos de esas excursiones que, a lomos de vuestras bicis, os regaláis para seguir disfrutando de este magnífico medio de transporte silencioso, saludable, no contaminante y, como se puede ver, generador de amistad.












DONACIONES: Fátima

El Zuloaga no deja de recibir donaciones, tantas que no nos da la vida a registrarlas en este blog correctamente.

¿Y por qué será que nos donan tantas bicis? Porque a los pezqueñines les crecen las patitas una barbaridad y sus bicicletas se les quedan chiquininas. Entonces, cuando tu bici ya no te sirve, lo más bonito, y solidario, es donarla para que otros puedan disfrutarla del modo en que tú lo hiciste, ¿verdad?

Hoy os traemos la encuesta que le hemos hecho a Fátima, del curso de  5º A.

 

 ¿Tiene nombre tu bicicleta?

La verdad es que mi bicicleta no tiene nombre, siempre que salía a pedalear con ella la llamaba por su nombre común.

 

¿Desde cuándo la tienes?

La bicicleta que estoy donando era de mi hermano desde los 7 años y yo la empecé a usar también a los 7. Así que lleva 10 años con mi familia.

 

 Cuéntanos una anécdota graciosa que hayas vivido con ella

Al principio me era imposible frenar, por más que oía: “¡Pero, Fátima, frena, frena! ¡Aprieta los frenos!” No los encontraba y frenaba  tirándome en marcha, igual que cuando tenía que girar, no sé por qué pero yo seguía recto y más recto y sólo giraba cuando estaba a punto de estamparme con algo.

Siempre tenía a mi padre corriendo detrás de mí y alguna vez, para que no me cayese, se cayó él...

 

 ¿Dónde solías montar con ella?

En el carril bici del lugar donde veraneo.  Como ahora tengo otra más  grande, me aventuro por la carretera, con mi padre.

 

La estás donando al Zuloaga, ¿qué te gustaría que tu bici viviera en el cole?

Yo quisiera que mi bicicleta viviera todo lo que yo he vivido: los buenos momentos, los malos, los de aprendizaje, los de tristeza…Pero mil veces mejor,  y sobre todo, que la gente que la use sea muy feliz.


¡Muchas gracias, Fátima! Seguro que tus deseos se convierten en realidad...



Bicibuses burbuja: cogiendo ritmo

Como ya comentábamos en la entrada anterior, los bicibuses covideados empiezan a regularse. ¿Cómo lo estamos haciendo? Dado que en el Zuloaga el bicibús se ofrece a niños de 4º a 6º, hemos empezado por los cursos de 5º, pues tienen una gran experiencia en ello (a los de 4º, por ser su primer año, hemos de incorporarles poco a poco...) De tal manera que cada viernes pedalea una clase: 5ºA, 5ºB, 6ºA, etc. 

El número de participantes es muy dispar, y se hacen evidentes las diferentes respuestas de cada clase al proyecto. Así como antes un único grupo estaba compuesto por niños y niñas de todos los cursos, y formaban una hermosa masa heterogénea, ahora se da la circunstancia de que hay clases donde hay muy pocos interesados, pero eso, lejos de entristecernos, nos estimula a hacer cosas nuevas con ellos, y no tan nuevas... Por ejemplo: ayer pedaleamos con tan solo 2 niños y una niña. 3 bicibuseros... ¿Se trataba, entonces, de ir a buscarles a su casa y venir al colegio, sin más, replicando lo que hacíamos antes (cuando había que recoger, por ejemplo, a 25 niños)? Evidentemente, no, pues lo hubiésemos concluido en 15 minutos. Esta situación me retrotrajo a los comienzos de nuestro proyecto, cuando apenas se apuntaban un puñado muy reducido de chavales (¡llegamos a hacer un bicibús con una niña!), pues estábamos empezando y aún no había hábito ni confianza. ¿Qué hacíamos entonces? Aprovechar el pedaleo para ir a visitar parques del barrio y que jugasen un ratito antes de entrar al aula. Se lo pasaban en grande, iban estructurando espacialmente su barrio y conociéndolo más y mejor. Pues eso es lo que hicimos ayer y lo que vamos a hacer mientras dure esta extraña situación: retomar esa dinámica. Con estos tres amiguitos visitamos nuestra querida y próxima Dehesa de la Villa. Y les gustó. Y nos gustó.






Recuperándonos, reconstruyéndonos

Han sido meses muy difíciles. El mundo pareció echar el freno (tanto el delantero, como el trasero) pero, aún así, salimos por las orejas, disparados por encima del manillar y nos estrellamos contra el suelo. Allí quedamos, quietecitos, expectantes, varios meses, preguntándonos qué iba a suceder. Desde todas las instituciones se propiciaba, y exigía, la parálisis. Detenidos. Esperando...

Cuando las clases retomaron un ritmo similar -solo similar, no nos engañemos- al habitual y se vio que todo iba, poco a poco, rodando de nuevo, nuestro proyecto también asomó tímidamente sus piñones y propuso una fórmula distinta para retomar nuestros bicibuses como vanguardia del resto de acciones bicicléticas que queremos recuperar.

Si ahora todo se configura dentro del espectro (con todas sus connotaciones) del burbujismo, del no contacto y del encorsetamiento social, decidimos amoldarnos a ese incómodo traje para hacer lo mismo con los bicibuses: "Bicibuses burbuja", compuestos exclusivamente por niños de una clase. Alumnos que van a pasarse juntos cinco horas en el colegio, segregados de los demás, ¿por qué no iban a poder pedalear también juntos una hora antes de entrar al aula?

El equipo directivo dio el visto bueno y nos lanzamos a la experiencia, que está resultando satisfactoria pues tras ella no se ha producido, entre los participantes, contagio alguno. En el exterior, con mascarilla, sería bastante improbable (¿imposible?) que así fuera.

Nuestros bicibuses burbuja ya empiezan a dar alegría y satisfacciones, color y calor, una vez más -como siempre hicieron-, a nuestro colegio.

Celebración del primer bicibús con 5ºA
Primer bicibús del curso, el de 5ºA: 6-11-20