A lo largo de los años que llevamos con el proyecto biciclético, a veces, (por suerte, pocas), algunos conductores -o incluso peatones- me han llamado loco. ¿El motivo? Evidente: llevar a los niños en bici por la calzada. Yo les entiendo, sé que suscita, para el que lo ve en un momento, desde fuera, cierto temor. Su visión cambiaría si fuese pedaleando con nosotros y viera qué bien circulamos, cómo todos nos respetamos, el modo en que el resto de conductores aminoran su velocidad, tienen cuidado al pasarnos. Cómo muchos nos animan, nos saludan.
En cualquier caso, en tiempos en que se están desarrollando, debido a la pandemia, actitudes que también tienen algo de "locura", decidimos ir, en uno de nuestros bicibuses, al "Cerro de los locos", en la Dehesa de la Villa. Un lugar que hay que conocer, un espacio creado por los vecinos del barrio para el disfrute de la naturaleza, el deporte y el encuentro social. Cuna de ecologistas, como nosotros.
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La cosa empezó bien |
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Pero, al final, nos volvimos locos |
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De remate |
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¡Desde 1931! |
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Fotos de los deportes que allí se hacían. ¡Y en calzoncillos! (Por todo esto les llamaban locos...) |
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