El pasado 18 de diciembre celebramos nuestra primera bicicletada del curso. Ha venido tarde, pero ha venido. Tras una votación popular realizada en la puerta del colegio, antes de salir, se decidió una de las tres propuestas lanzadas. Consistió en pedalear, por calles lo más tranquilas posibles (estamos hablando de calles de un solo sentido de dirección, que suelen "correr" paralelas a grandes avenidas de tráfico tumultuoso y superapestoso), al Parque de Berlín. Una vez allí, vimos los restos del muro que tuvo esa ciudad alemana y hablamos de por qué se creó, dónde estaba situado, etc. Luego tuvimos un ratillo de juego libre. Ahí rodaron los balones (al agua de la fuente donde estaba el muro, por cierto), hubo música, dibujos, pilla pillas, etc.
La travesía continuó hasta el local de la asociación Pedalibre, en la calle Martínez Izquierdo, 53 (junto a la plaza de toros de Las Ventas). La idea era doble: conocer el lugar donde está ubicado el taller social Guindalera (que pertenece a Pedalibre) y, por otra parte, apoyar a S.O.S. Refugiados Guindalera, un colectivo del barrio que lleva un año desarrollando proyectos de ayuda a personas necesitadas.
En la actualidad están preparando bicicletas para llevarlas a Lepe, a asentamientos de trabajadores "temporeros" (personas que viven en situación irregular en España, trabajando en el campo, y que tener una bicicleta les viene de maravilla para su vida cotidiana y laboral). Se van a mandar 40 bicicletas, que proceden de donaciones, después de navidades (lo cual costará entre 500 y 600 euros). Las ponen a punto, cambian los componentes que se precise e, incluso, van a mandar con las bicicletas material para reparaciones (herramientas, bombas, etc.) Con nuestra aportación por la paella (5 euros por cada persona, y hemos podido repetir varias veces), hemos contribuido a tan hermoso proyecto.
Lo bueno es que no se trata de un acto "benéfico navideño" puntual (que tampoco estaría nada mal), sino que nosotros colaboramos con dicho taller social de manera permanente, pues son los mecánicos que mantienen a punto las bicis del Zuloaga. Es más, muchas de las bicicletas que nosotros, en el cole, ya no necesitamos, se las damos a ellos para que puedan encontrarles nuevos dueños. ¡Qué maravilla de red social!
El regreso al Zuloaga fue igual de plácido. A medida que nos acercábamos al barrio, la caravana pedaleante fue caravana menguante: poco a poco nos despedíamos de unos y de otros, que se iban a sus casas a disfrutar del resto del domingo, satisfechos y cansados (quien más, quien menos, quien nada) tras los 16 kilómetros recorridos en total.
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Aquí se ven módulos que formaron parte del muro de Berlín |
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El oso, símbolo de la ciudad de Berlín |
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