En la bicicletada que hicimos al Retiro el curso pasado, algunas de las madres del bicibús me sugirieron organizar alguna excursión con las bicicletas, de larga duración -haciendo noche- antes de que sus hijos se marcharan del colegio. Les tomé la palabra y pensé que ése podía ser el punto de partida para un nuevo proyecto en el colegio: iniciar a los alumnos y familias que quisieran en la práctica del cicloturismo. Salirnos del ámbito urbano en el que nos hemos movido todos estos años, e ir más allá. Lanzarnos a la aventura (tantos años vivida por mí) de cicloviajar: salir pedaleando desde nuestras casas, con nuestras alforjas, saco de dormir y viandas, e ir redescubriendo el paisaje, reconstruyendo las rutas que nos permiten, pedalada a pedalada, alejarnos de la urbe y descubrir, con cansancio gozoso, lo fácil que es viajar en bicicleta.
En tiempos en los que el turismo se ha convertido en un arma de destrucción masiva más (por el uso de aviones o coches que promueve y el estrés, la masificación, el consumo desmedido y la superficialidad con que se vive -entre otras cosas-), se hace imperativo dotar, a cuantas más personas mejor, de las herramientas para transformar estos nocivos hábitos en otros que reviertan la tendencia. Hacerles verdaderos "constructores ecologistas" de sus vacaciones. Rizar el rizo. Dar un pasito más en la coherencia de vivir acorde a unos principios que se antepongan al "viaje hamburguesa", rápido y de escasa calidad nutritiva, espiritual, por otro más lento y consciente. Da igual si es una mañana, un fin de semana, un puente o un veraneo. Se trata de darnos cuenta del potencial que la bicicleta tiene como vehículo con el que poder realizar travesías cuyas distancias -y grados de exigencia- estén acordes a nuestros deseos y momentos vitales. De ahí que, más que hacer "cicloturismo" (aunque siga empleando esta palabra habitualmente, porque da una idea compartida sobre de lo que se está hablando, anteponiéndola al ciclismo urbano), cada vez me gusta más denominarlo "cicloviaje".
Tras explicar el necesario planteamiento filosófico que propicia su nacimiento, informo de que el proyecto ha tenido, en su comienzo, una gran aceptación, pues hay 34 personas interesadas, una divertida mezcla de padres, madres, niños y niñas de todas las edades y condiciones dispuestas a vivir esta experiencia. Hemos celebrado ya nuestra primera videoconferencia, en la que hemos intercambiado opiniones y en las que ya he informado sobre cuáles son los elementos y condiciones "básicos" para viajar en bicicleta.
¿Cómo lo vamos a hacer? Muy sencillo, desde luego, cuidando que las salidas sean muy placenteras y de una dificultad y duración progresivas. Tendremos 3 en el curso (una por trimestre) en las que iremos entrenándonos y adquiriendo, poco a poco, el material preciso para lanzarnos a la "gorda", la cuarta salida, la que haremos en junio del año que viene -una vez concluido el curso-, y en la que partiremos de Madrid hacia un lugar aún por determinar (ya tengo algunas ideas) donde, llegada la noche, haremos vivac.
Un nuevo desafío para la comunidad ciclista del Zuloaga. Un nuevo, e ilusionante, desafío que se irá desarrollando... Bajo nuevos cielos.
No es preciso irse a Tanzania para disfrutar de hermosuras como ésta. En Castilla y la Mancha también las hay. |
Una típica escena cicloturista: bicis apoyadas en su patita de cabra y un magnífico paisaje detrás. |
Cuando se viaja en bici se van utilizando todos los recursos disponibles. A veces, si se trata de carreteras regionales sin tráfico, son una gozada de pedalear. |
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