Era la segunda bicicletada del curso. La teníamos ganas. Llevábamos dos meses esperándola y no venía. ¿Por qué era tan desconsiderada? Por el amiguito nada amigable del Ómicron.
Una vez pasadas las restricciones severas, estamos empezando a retomar nuestras actividades habituales, así que las bicicletadas no iban a ser una excepción. La convocatoria tuvo un éxito descomunal: 51 asistentes (52 si contamos a la rata Honorata, que está siempre dando la lata) pudimos pedalear en una mañana deliciosa. Es verdad que la salida tuvo un par de percances que obligaron a uno de los asistentes a abandonarla, por romperse la bicicleta, y a otra persona a recuperarse de una caída insospechada (¿y alguna no lo es? diréis. Pues sí, alguna no lo es: cuando tú mismo te metes en una situación comprometida y se masca la tragedia...) Afortunadamente la sangre no llegó ni al río ni al asfalto y todo quedó en una contusión.
La bicicletada ofreció unas situaciones de una variedad considerable: un carril bici (el de la Dehesa de la Villa), los Toboganes de Tierra y los Surcos de la Muerte (donde una de nuestras niñas dio con sus huesecillos en el suelo) (en el Anillo Verde Ciclista), la Pasarela del Terror (que forma parte de la "Senda Real"/GR 124, sobre la Carretera de la Dehesa de la Villa), la pista de tierra, arenas movedizas y arbustos molestosos (de la dicha GR), el Parque de la Bombilla, la pasarela sobre éste -que conecta con el Parque del Oeste- (desde donde vimos pasar los trenes de Cercanías que salían de la estación de Príncipe Pío) y la calzada (de ésta no nos libramos, claro) de regreso al cole. ¿Quién da más en tan poco tiempo?
Una vez en el parque, nos explayamos durante dos horas para jugar, comer y socializar. Hubo fútbol, saltos de comba (¡alucinante, justo después de comer! Los que saltaban cantaban "Que entre el batallón número 1", lo cual era una clara provocación para que vomitara el batallón número 1 y resto de batallones saltadores), una colada de balón de rugby en lo alto, altísimo de un árbol (recuperado por el hombregato Enric), tortilla de patatas, arepas, hamburguesas de lentejas, sol, siestas, chocolates diversos, etc. Fue un encuentro total, de los de antaño.
El regreso se hizo pausado, buscando las cuestas menos bestias y al ritmo de un rock and roll básico clásico que hipnotizaba, animaba a los pedaleantes de la cabecera (donde sonaba mejor) y despertaba extrañeza y muchos aplausos a los peatones -tanto los que caminaban como los que, sentaditos, en sus terrazas, nos veían pasar-.
Una jornada insuperable. Ya en el cole, las bicis de préstamo a su casita, a dormir, y cada mochuelo a su olivo, satisfechos y contentos por una jornada biciclética -esta vez sí- de una absoluta "antigua normalidad".
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Se empieza a armar la marimorena |
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Ya empezamos a ponernos en parejas |
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Invasión pacífica de la acera, listos para salir |
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La belleza de una primavera adelantada |
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Niños y niñas buenas, nos descabalgamos cuando vamos a cruzar |
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Lo dicho |
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Empieza el jolgorio en los toboganes |
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Atravesando la Pasarela del Terror |
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Nos tocó reagruparnos al llegar al nudo de carreteras y calzadas |
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De nuevo, como Dios (Reglamento) manda |
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Lo cual supone, claro, fragmentarnos y tardar un montón de tiempo en pasar... |
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En el entorno del Puente de los Franceses, hay que andarse con ojo: nudo gordiano que, ojalá, alguna vez alguien corte de un tajo (y desaparezcan todos los coches del universo) |
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Empieza el relax |
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Que entre el batallón número... |
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Subiendo el carril bici a Moncloa |
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La chavalería se queja, se queja, en la cuesta, pero lo hace sin mayor problema
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Tocó repostar agüíta (¡las fuentes del Parque de la Bombilla estaban todas condenadas, y nos condenaron a pasar sed!, ¡habrase visto semejante torpeza del Ayuntamiento en un parque público!) |
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Esta foto demuestra lo bien que pedalean los niños y las niñas cuando tienen claro el orden, las parejas, las distancias... Así da gusto. |
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Ocupamos un solo carril y, cuando se tercia, cambiamos de carril de manera coordinada con el último del pelotón |
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Compartiendo la calzada con el resto de vehículos, cada uno en su lugar |
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Honorata posando con su mejor perfil |
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